Halibel cayó derrotada al suelo, incapaz ya de detener la intensa presión. Con las piernas abiertas y temblando de excitación, dejó salir toda su locura en una sonora explosión de jugos vaginales, que alcanzó proporciones épicas. Tosen se acercó a ella y la levantó. Le metió su inmensa pinga de negro en la boca y se la hizo chupar, y le inmovilizó las manos contra la espalda con un Bakudo de alto nivel. Aizen sonrió y le hizo la seña al todavía más sonriente Gin, y elevaron su presión espiritual hasta que las paredes empezaron a resquebrajarse, y urahara, mientras le daba por detrás a yoruichi en su patio de juegos, soltó un carajo de la sorpresa. El coño de la tercera espada empezó a escupir sendos y generosos chorros blancos que mojaron el piso del salón imperial de Las Noches...

Cuando Grimmjow entró en la celda de orihime, la encontró tirada en el suelo con manchas blancas en el rostro. "Ese imbécil de ulquiorra no sabe ni como coger", se dijo a sí mismo. Orihime miró al Sexto Espada con miedo cuando se bajó el pantalón y se acercó a ella. "Chupa, maldita", le ordenó, mientras le destrozaba la ropa con una sola mano. Grimmjow la empujó contra la pared y le metió la pinga hasta el paladar, empujando con furia y golpeando la nuca de la pobre chica con la piedra, noqueándola, hasta que el golpe caliente del semen del arrancar bajando por su garganta la despertó. La puso de espaldas contra el piso y ella sintió una poderosa sensación carnosa y jodidamente dura que parecía tener la fuerza para hacerle el culo añicos. Se puso a llorar, pensando que no era un excitado arrancar el que se la metía, sino su amado ichigo. Por segunda vez sintió el hirviente semen de hollow llenar lo más íntimo de su ser. Grimmjow la volteó de nuevo y se puso a chuparle las tetas con fiereza, lamiendo y apretando sus pezoncitos con manos de "hierro". Ulquiorra sólo le hacía mamársela, y de vez en cuando le gustaba venirse en su cara, pero los incansables masajes de manos y lengua de Grimmjow estaban endureciendo sus pezones, que empezaban a ceder poco a poco su leche. La levantó una fuerza grande, y sin avisos, el arrancar se la metió. "Yo quiero que mi primera vez sea con kurosaki-kun", dijo entre lágrimas. "Pues con más razón me voy a venir dentro de ti", respondió el Espada, mientras le seguía chupando las tetas. No quería admitirlo, pero la sensación de aquel duro y largo miembro dentro de su pobre conchita le estaba gustando mucho. Con un rugido de pantera y un gemido de puta llegando al clímax, Inoue Orihime sintió la familiar sensación hirviente y blanca dentro de ella. Cayó al suelo en medio del semen de ulquiorra en su rostro y el chele de Grimmjow que inundaba su garganta, su culo y su concha. "Carajo ahora mi pinga está manchada de sangre", se quejó el Espada.

"Creo que nos pasamos, Aizen-sama", dijo Gin, bajando su presión espiritual al ver como la tercera espada caía derrotada por el semen del negro Tosen, gimiendo de placer, tratando de contener las explosiones de su concha con sus dedos. "Tienes razón, Gin. Dile a Ulquiorra que traiga a nuestra invitada". Esas fueron las palabras de Sosuke Aizen, mientras observaba a la humillada tercera espada gemir de excitación, con la mirada perdida, con los dedos en su concha, mientras temblaba en medio del inmenso lago de sus jugos vaginales.

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