Para Harry, sacar la pinga de dentro de ella fue la tarea más difícil que alguna vez hubiera tenido. Pero tuvo que hacerlo. Cerró el caño de la ducha y salieron. Ella lo despidió con una chupada de pinga. Pero la felicidad de Harry se vio abruptamente cortada por la súbita llamada del mismo tipo que le había ofrecido el mágico elixir con el que conquistó sus sueños. Era tiempo de cobrar, y Harry apenas tenía la mitad de lo que necesitaba. Pero se le ocurrió una gran idea que solucionaría todos sus problemas económicos.

La mañana siguiente, habló con patricio. Patricio era la víctima favorita de los matones de la clase, que nunca dejaban de golpearlo. Harry habló con patricio ese día, y le habló en la oreja. Patricio saltó cuando oyó la propuesta de Harry, y se enfadó por burlarse de él. Harry solo sonrió y le dijo que lo esperara en su casa, que no tenía nada que perder.

Harry tocó la puerta de la casa de Patricio. Ella estaba parada a su costado. Patricio abrió la puerta y no lo pudo creer. La esclava de Harry tomó la cara rechoncha de patricio y lo saludó con un apasionado beso en los labios. El pobre diablo casi se pone a llorar, y les dijo que pasaran. "Tienes que explicarme esto", le dijo a Harry temblando de la emoción. Harry, por supuesto, no le dijo cómo había conseguido el control absoluto de la chica más notable del colegio, pero le explicó su propuesta: asumió una cómoda posición en el acolchado sillón de patricio, cruzando las piernas y tomando postura de mafioso, sacó una cadena de su mochila, y se la puso en el cuello a su esclava, haciendo que se sentara en el piso en posición fetal, dejando que patricio admirara el blanco de las pantys. Babeaba. Harry le dijo esto:

---La tarifa es esta, mi querido amigo: 15 soles por una buena y generosa mamada que dejará tu pinga seca, 20 si quieres venirte en su cara o en su boca, 25 con un "bonus", 30 soles si quieres tocarla pero sin ver, 40 si quieres echar un ojito, y eso incluye el acceso completo a su conchita--pasó el dedo por el calzón blanco--y sus tetas, por supuesto, pezones incluidos, puedes chuparlos y jugar con ellos cuanto quieras. Si quieres usar tu segunda cabeza, la cosa se pone seria: 70 soles por tirar con ella, 80 te dan la posibilidad de venirte en su culo o su concha, como desees. Eso es todo, bastante simple de comprender. Los precios se suman; por ejemplo, si quieres tocarla y también que te la mame, son dos precios distintos.

Patrcio no lo pensó dos veces y buscó en su billetera. Tenía exactamente 65 soles. "Bien, te alcanza para bastante", dijo Harry tomando el dinero y entregándole la correa a patricio. La esclava gateó hacia su amo temporal, relamiéndose los bellos labios y desbrochando los pantalones del feo y gordo joven, tomando como rehén su pene, y empezando el show. Harry lo observaba todo, alabando internamente su genialidad.

Cuando la cara de patricio empezó a contraerse, Harry le dijo que no se preocupara, había pagado el precio. Patricio tomó su pene y empezó a regregarlo con furia ante la cara de la esclava, que esperaba paciente. La descarga fue generosa, y dejó una blanca huella remarcable en el rostro de ella. Patricio la levantó con la correa, mirándola con los ojos lagrimentes de felicidad. La volteó contra su cuerpo y primero empezó a tocarla a través de la ropa. Luego, lentamente y lleno de ansiedad, patricio la dejó en su ropa interior. Su fofa mano manoseaba locamente la concha de ella, que se limpiaba el semen de la cara con los dedos y luego los chupaba. Las manos de patricio pasaron a comprimir con fuerza el grandioso par de tetas, primero sintiendo el roce de la tela, luego arrancando furiosamente el sostén, para tomar con gentileza los senos de la diosa, como bailando un vals, disfrutando cada momento. La aventó al piso y contemplando la magnificencia de aquella obra, le chupó los pezones. Los lamió como perro, los mamó sin cesar hasta que sintió una caliente sensación en los labios, era su leche. Patricio, al igual que Harry, había soñado con tomar la leche de aquella muñeca durante mucho tiempo, y ahora que por fin cumplía su sueño, imprimió más potencia, forzando una cantidad generosa de leche de sus tetas. Sus gemidos de dolor no hacían más que excitarlo más. Harry lo interrumpió: "Basta", dijo con voz fuerte, y ella mandó a patricio al suelo, llorando de dolor y acariciándose los adoloridos pezones, que chorreban leche.

"Si vuelves a ser tan agresivo la próxima vez, no importa cuanto pages, nunca más la tendrás", dijo un furioso Harry, mientras tomaba el sostén de su esclava y se lo ponía. Patricio no sentía la mínima culpa.

---Los contratos se cumplen, aquí está tu "bonus", que lo disfrutes, y no te olvides de comentar este hecho con tus amiguitos, busca interesados. Sobra decir que todo debe ser en el máximo secreto---dijo mientras le bajaba las bragas blancas a la esclava, arrojándo el premio a patricio, quitándole la correa a la esclava.

"¿Amo lo hize bien?" preguntó ella a Harry antes de separarse. "Por supuesto, prometo que para la próxima trataré de conseguirte un cliente menos asqueroso, mañana tendrás tu premio". Ella se fue, y Harry regresó a su casa.

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