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Harry

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"Antes que nada la salud", dijo Harry llevándose la copa a los labios. La idea de su pene rompiéndose no la resultaba nada agradable; su doctor se había asegurado de ello. 

-¡Vaya que eso dificultaría las cosas! ¡Follar sin pene es como pensar sin lógica!

La voz provenía del extraño hombre que, como si se tratase de su propia casa, se hallaba sentado en el sofá, viendo una de película porno. Sin pensarlo, Harry sacó su pistola. 

-¿Te desquitas con otro sólo porque tu tripita no funciona? -preguntó con sorna- Yo no te he robado nada... aún. 

Algo en la voz de aquel sujeto le ponía los pelos de punta y le ponía la piel de gallina; era como su si su cuerpo fuese más allá de lo que allí veía; como si inundase el lugar entero y lo absorbiese dentro de sí. En un arrebato le soltó un tiro directo en la frente. ¡Lo había matado! ¿Qué haría ahora con el cuerpo? ¡Carajo era tan difícil pensar con los gemidos! El control remoto descansaba en la mano de su víctima, así que fue a tomarlo...

-¡Hey! ¡No en la mejor parte!

Harry no pude articular palabra. El demonio había tomado la forma que la Esclava había visto, con la que había follado hace tantos años, pero que no recordaba. Una garra le había atravesado el pecho y el corazón.

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